Después de Karl: elementos para estimular la resiliencia
Fidel Herrera en entrevista internacional con CNN sobre el tema del huracán Karl la conductora le preguntó "¿si están recibiendo el apoyo que necesitan?" el gobernador respondió que “sí”.
17 de septiembre 2010
Raúl Abraham López Martínez*
La ONU en el documento “Living with risk. A global review of disaster reduction (2004)“ define el concepto de resiliencia** como “la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad potencialmente expuesta a desastres de adaptarse, al resistir o cambiar sus comportamientos para lograr y mantener un nivel aceptable de funcionamiento y estructura. Éste se define por el grado en el cual el sistema social es capaz de autoorganizarse para mejorar la capacidad de aprendizaje ante desastres pasados con el fin de lograr una protección mejor en el futuro y desarrollar medidas que reduzcan los riesgos”.
Este concepto desarrollado por la ONU se ha vuelto clave para las poblaciones afectadas por situaciones de desastres, ya sean causados por motivos económicos, políticos, sociales, culturales, militares y de afectaciones relacionadas por la relación medioambiente–sociedad.
De lo que se trata, es de contar con un concepto que permita restablecer y salvaguardar las condiciones mínimas de estabilidad social y de garantizar las condiciones de seguridad de las personas involucradas.
La resiliencia aplica antes, durante y después de un desastre. En la parte operativa de la resiliencia, intervienen distintas instituciones y actores desplegando una infinidad de variables que se desprenden de una situación dada.
A partir de lo anterior, la resiliencia se puede entender como un amplio proceso social, otorgándonos la posibilidad de responder ante desastres de la manera más efectivamente posible.
Después de la llegada de Karl a territorio veracruzano es imprescindible estimular la resiliencia a partir de distintos enfoques y análisis disciplinarios.
Esto nos va a servir para mejorar de manera sustancial las condiciones de seguridad humana de la población en general.
En el presente artículo me propongo enumerar un conjunto mínimo de variables que son necesarias distinguir para estimular la resiliencia en el contexto de Veracruz.
a) Antes del desastre: Es necesario preguntarnos cuáles han sido las medidas que las autoridades municipales, estatales y federales han implementado para detectar a tiempo este tipo de fenómenos climatológicos, de preguntarnos si cuentan con los recursos económicos, de personal, científicos y tecnológicos para prever estos escenarios. Sobre esta cuestión el Dr. Adalberto Tejeda Martínez investigador de la Universidad Veracruzana señala en su artículo “Primeras lecciones de Karl“ ampliamente difundido en distintos medios de comunicación, nos aporta una serie de elementos necesarios para entender el contexto del “antes” del desastre social, señalando que en el gobierno estatal y en la Gerencia Regional de la Comisión Nacional del Agua “les falta apoyo de sus superiores para incrementar el número de miembros y mejorar sus bases tecnológicas”. Colocando a Veracruz en la completa inoperancia para modelar o simular en computadora los fenómenos atmosféricos.
Siguiendo el artículo de Tejeda nos informa que la entidad no cuenta “con redes observacionales en tiempo real ni con modelos computacionales adecuados a nuestras cuencas, ambas cosas tecnológicamente posibles y factibles”. Como resultado de estas ausencias Tejeda Martínez apunta que no existe un sistema de alerta temprana.
Por su parte el doctor en sociología Alberto Olvera investigador de la Universidad Veracruzana en su artículo “Las tragedias de Veracruz” publicado en el periódico El Universal (22 de septiembre de 2010) expone que el desastre social ocasionado por Karl “se trata de una combinación de desastres naturales y de un gigantesco desastre social causado en gran parte por la ausencia u omisión del Estado.”.
Olvera argumenta que “los gobiernos municipales han permitido –ante la inexistencia de programas de vivienda popular adecuados- que cientos de miles de familias finquen sus precarias casas en lugares de alto riesgo, en la ilegalidad, implicando la modificación de frágiles paisajes naturales en barrancas, laderas, orillas de ríos y lagunas, humedales inundables, áreas desecadas, etcétera.”
El autor del artículo “Las tragedias de Veracruz” denuncia que en “el área conurbada del puerto de Veracruz hay inmensos fraccionamientos, hoy bajo el agua, construidos en zonas inundables, a pesar de que los planes de desarrollo urbano prohibían los desarrollos inmobiliarios en ellas. No atender el problema de la vivienda popular o hacerlo de manera fraudulenta y engañosa, con fines clientelares, es condenar al riesgo permanente a los sectores más pobres de la población.”
En otro nivel de su argumentación Alberto Olvera sostiene que “el desastre se magnifica ante la inexistencia, mala calidad o inoperancia de obras y servicios públicos fundamentales. El gobernador Fidel Herrera ha construido más de mil puentes a lo largo de su mandato, varios de los cuales colapsaron en la reciente catástrofe, poniendo al descubierto, al menos en ciertos casos, la pésima calidad de su construcción.”
b) Durante el desastre: La falta de personal científico y de recursos tecnológicos para identificar estos escenarios atmosféricos de manera oportuna derivó en la incapacidad de los tres niveles de gobierno para alertar a la población de la mejor manera aunado a los escasos recursos para movilizar a los equipos de rescate, y la falta de claridad por parte de la población sobre la amenaza real del huracán, se configuro un escenario que rebaso por completo la capacidad de las autoridades para hacer frente a la contingencia.
En este escenario que rebasó por completo la capacidad de las instituciones, se activaron las redes de solidaridad familiar, de amigos y de extraños, que tuvieron que sumar esfuerzos para resistir la embestida del huracán. En esta parte de la resistencia es necesario que los psicólogos, antropólogos, sociólogos, investiguen los pormenores sobre las múltiples estrategias de resistencia que desplegaron los afectados. Es importante rescatar estas experiencias, y transformarlas en un conocimiento que nos permita potenciar la resiliencia. De salvaguardar este valioso conocimiento y difundirlo con el resto de la población.
c) Después del desastre: En este nivel, hay que acudir a la reconstrucción de las afectaciones, tanto en el nivel micro y local. En el nivel micro hay que restablecer las redes familiares, de articularse nuevamente. En el local hay que rescatar o reconstruir las viviendas, las vías de comunicación, las escuelas, los centros públicos de salud, los espacios de trabajo, de abastecimiento de alimentos, de transporte, de todo lo necesario para restablecer las condiciones básicas del funcionamiento social.
También se hace necesario evaluar de manera crítica los recientes acontecimientos, de evaluar de manera seria en torno a los alcances y limitaciones en su capacidad de respuesta por parte de las autoridades y de la sociedad civil. De cuestionarnos sobre la manera en que se han estado manejando este tipo de desastres, de interrogarnos sobre el mal o buen funcionamiento de la secretaría de protección civil del gobierno de Veracruz.
A manera de conclusión.
Estimular al resiliencia se convierte en un asunto fundamental al momento de buscar conformar los mecanismos idóneos para resistir y adaptarnos a diversas situaciones de desastres. Karl nos ha anunciado la primera llamada de los embates por venir debido al cambio climático. Representa una dramática llamada de atención que incluye a todos los sectores de la población. Todos tienen algo que aportar dentro de este aprendizaje colectivo para mantener en funcionamiento los elementos vitales del sistema social.
*Director de la Revista Digital Independiente Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx raul@vozuniversitaria.org.mx facebook.com/raul.lopezmartinez
** Citado en el libro “El valor del agua: una visión socioeconómica de un conflicto ambiental” de Úrsula Oswald Spring y Ma. De Lourdes Hernández Rodríguez
0 comentarios:
Publicar un comentario