BUROCRACIA DE LA ONU PROMUEVE ADOPCIÓN POR HOMOSEXUALES EN MÉXICO

By Amanda Pawloski

En coautoría con Dianelle Martínez
     NUEVA YORK, 27 de agosto (C-FAM)  En medio de una controvertida consideración judicial de la adopción por homosexuales a comienzos de este mes, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos efectuó una campaña publicitaria que parecía apoyar el esfuerzo por dejar sin efecto la ley de Ciudad de México en contra de esta clase de adopción. Según el sitio web de la Oficina del Alto Comisionado, alrededor de 5 millones de personas por día portaban boletos de subte con el mensaje «Abrazar la diversidad. Acabar con la discriminación». El propósito de la campaña era recordar a los ciudadanos de México que «tienen derecho a toda la gama de derechos humanos».
     Además de esta campaña, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Kyung-wha Kang, dijo ante una conferencia de mujeres en Ciudad de México: «El matrimonio entre personas del mismo sexo es un derecho que incluye la posibilidad de adoptar niños». Asimismo, añadió: «La ONU siempre ha estado a favor del disfrute pleno de los derechos por parte de todas las personas, sea cual fuere su orientación sexual».
     En dicha conferencia estaba presente la ministra mexicana Olga Sánchez Cordero, miembro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quien entonces evaluaba si debía apoyar la legislación aprobada el pasado mes de diciembre, por la que se reconoció el matrimonio entre personas del mismo sexo y se permitió la adopción por homosexuales. Poco tiempo después, la Suprema Corte confirmó por 9 votos a favor y 2 en contra las leyes que permitieron la adopción homosexual.
     Expertos jurídicos indican que las Naciones Unidas nunca decidieron que la orientación sexual fuera parte de la Declaración Universal de Derechos Humanos ni de ningún otro tratado de la ONU sobre derechos humanos. De hecho, el tema nunca fue presentado para su consideración ante la Asamblea General. Algunos órganos de supervisión de tratados han jugado con la idea, pero no tienen autoridad para modificar los tratados.
     En Ciudad de México, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó a comienzos de este año la legislación por la que se reconocen los matrimonios entre homosexuales en el distrito municipal de Ciudad de México. Poco tiempo después, Arturo Chávez Chávez, de la Oficina del Procurador General, interpuso una demanda ante la Suprema Corte en la que declaró que la reforma «viola las disposiciones judiciales que protegen a la familia y a los derechos de los niños». Liderados por el Partido Acción Nacional, un número de estados mexicanos, entre ellos Baja California y Jalisco, también presentaron demandas en contra de la medida.
     La SCJN confirmó los derechos de las parejas conformadas por personas del mismo sexo a casarse y adoptar niños en Ciudad de México, y dispuso que dichos matrimonios deben ser reconocidos en los 31 estados mexicanos. Hasta ahora, ninguno de los estados restantes han aprobado leyes similares y unos pocos hasta prometieron que no reconocerán los matrimonios homosexuales celebrados en Ciudad de México. Todo el debate ha estado rodeado de polémica y algunos han declarado públicamente que los funcionarios deben haber sido sobornados para votar a favor de los derechos de los homosexuales.
     A pesar de que la ONU nunca declaró lo que Kang afirmó en México sobre los derechos de los homosexuales, el matrimonio homosexual o la adopción, es muy poco probable que se la censure o reprenda. Como indicó un especialista de la ONU: «Ningún Estado Miembro de la ONU es tan poderoso como lo es un solo funcionario de la ONU. La burocracia de la ONU hace caso omiso de los Estados Miembros y de la Asamblea General impunemente. Los funcionarios y los organismos hacen lo que unieren, cuando quieren y como lo quieren. Quienes pagan la factura, los Estados Miembros, pueden irse a freír espárragos».

Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano