Artículo escrito por la Senadora Adriana González
PAN
El Museo de la Mujer: un gran acierto en el contexto del Bicentenario
Argumentos a debate
Un nuevo recinto se unirá a los más de 120 museos con que cuenta la Ciudad de México. Se trata del Museo de la Mujer, el cual, por iniciativa de la Federación Mexicana de Universitarias (FEMU) y gracias al respaldo de la Universidad Nacional Autónoma de México, abrirá sus puertas en breve en el Centro Histórico. Se trata de la antigua imprenta de la UNAM en la calle de República de Bolivia.
Esta bella casa de dos pisos albergará un museo que era ya indispensable establecer en el contexto de la inminente celebración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana. La Historia de México, durante buena parte del siglo XX, no sólo se venía narrando y construyendo desde una perspectiva masculina sino desde enfoques que soslayaron el papel protagónico de las mujeres en muchos de sus capítulos.
Por supuesto que esto comenzó a cambiar cuando una nueva generación de historiadores puso el acento en los temas de la vida cotidiana, en la llamada “historia de las mentalidades”, la evolución de los derechos de las mujeres y, de manera concreta, en la recuperación de biografías de mujeres notables en nuestro devenir histórico desde la época prehispánica y hasta la actualidad. En efecto, la recuperación y el estudio de esta historia, previamente marginada, será el aporte principal del Museo de la Mujer.
Sin embargo, de acuerdo con sus creadores, será también “un espacio vivo” dedicado a divulgar los elementos principales de una cultura de equidad y no discriminación.
Además de su Colección Permanente que actualmente se encuentra en construcción, el Museo divulgará, mediante presentaciones de libros, ciclos de cine y conferencias, temas relevantes sobre la situación actual de la mujer en México y se unirá a la red de instituciones que se ocupa de apuntalar la equidad de género en nuestro país. Aunque el Museo apenas celebró su preinauguración el pasado 5 de agosto, la UNAM informó que el compromiso es terminar de instalarlo y abrirlo al público el próximo 8 de marzo precisamente cuando se celebre el Día Internacional de la Mujer.
La colección contará con una breve pero imponente exposición que, de manera cronológica, partirá desde la presencia de las mujeres en la sociedad y cosmovisión prehispánicas y culminará en 1953, año en que las mujeres obtuvieron su derecho al sufragio.
En este recorrido histórico se prevé que ocupen un lugar destacado aquellas mujeres que, en distintos momentos, hicieron una aportación fundamental a la construcción de la Nación Mexicana. Es el caso de la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, la Dra. Matilde Montoya – primera mujer titulada en medicina en nuestro país, las artistas Ángela Peralta, Frida Kahlo, Lola Álvarez Bravo y María Izquierdo, la escritora, activista y diplomática Amalia González Caballero de Castillo –quien abanderó la lucha por el derecho al voto de la mujer en los años cincuenta-, la Dra. Helia Bravo –pionera de la biología en México-, entre muchas otras.
No obstante, en el contexto de la doble celebración por el Bicentenario de la Independencia y la Revolución Mexicana, resulta especialmente pertinente recuperar el papel protagónico que tanto las mujeres en lo general, como algunos personajes femeninos en lo particular, tuvieron en ambos episodios de nuestra historia.
La independencia de México habría seguido un curso distinto sin la presencia de La Corregidora, doña Josefa Ortiz de Domínguez. Gracias a su valiente y decidida intervención, la Conspiración de Querétaro consiguió emitir la Declaración de Independencia y movilizar amplias capas de la población a favor de la insurrección.
Entre los insurrectos había numerosas mujeres. Una de ellas fue la célebre Gertrudis Bocanegra cuya temeridad le ganó el sobrenombre de La Heroína de Pátzcuaro. María Ignacia Rodríguez, alias la Güera Rodríguez, fue otra importante artífice de la consumación de la Independencia.
Sin su intervención, reflexionan algunos historiadores, Iturbide probablemente no se hubiera unido a las filas de los insurgentes y el famoso Abrazo de Acatempan podría no haberse producido. Leona Vicario ocupa también un lugar destacado en la historia de la Independencia de México.
Única mujer a la que se le brindaron Funerales de Estado, Vicario fundó, con su propia fortuna, la orden secreta Los Guadalupes, misma que brindaba apoyo financiero y logístico a los insurgentes.
Por otro lado, durante la Revolución Mexicana, mujeres notables como la maderista Carmen Serdán, la zapatista Esperanza Chavarría, la coronela Juana Gutiérrez de Mendoza, alias La China y la periodista Elisa Acuña engrosaron las filas de un movimiento crucial para la modernización de México. Pero más importante aún, junto a todas ellas, hubo millones de mujeres quienes, desde el anonimato, lucharon por un México libre, independiente y con más oportunidades para todos. Desde las Adelitas revolucionarias, hasta los movimientos feministas en Yucatán, San Luis Potosí y el Distrito Federal, las rebeldes maderistas de Madera, Chihuahua y las primeras universitarias que conformaban el movimiento sufragista, las mujeres son parte indisoluble de esta historia.
Mujeres jóvenes y de la tercera edad, en situación de pobreza y con mejores condiciones económicas, amas de casa, escritoras, poetas, monjas y empresarias, participaron activamente en ambos movimientos. Es menester, por tanto, sacar del olvido sus hazañas, recuperar las historias que dan testimonio de su valentía, compromiso y amor por México así como destacar la actualidad de su ideario a favor de la consecución de mayores oportunidades para mujeres y hombres por igual.
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